Sabe que hay Algo allí, adelante. Entonces, sin impaciencia, se calza la piel, brinda con el espejo, le da la espalda y avanza hacia el pasado con una sonrisa. En la siguiente esquina se topa con Algo.
-Hola.
-Hola, nena. Al fin.
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1 comentario:
oh... es así. Sin más.
Algo se alegra, siempre, de la redondéz del redondel.
Te dije ya que Tilcara era una postal?
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